Las conductas problemáticas en la escuela: algunas reflexiones

En nuestro país, las conductas problemáticas que presentan los niños y adolescentes, con y sin discapacidad intelectual y/o del desarrollo, representan un problema importante. En otras palabras, el cómo damos una respuesta adecuada a los problemas de comportamiento de los alumnos es una de las cuestiones más prioritarias en las escuelas de nuestro país 다운로드. Al margen de las evidencias de las conductas problemáticas que impactan en la calidad de vida de las propias personas que las manifiestan, así como en sus familias (Emerson 2001; Emerson et al, 2014; Langthorne, McGill y O’Reilly, 2007), exponemos dos implicaciones que nos gustaría comentar.

En primer lugar, la ocurrencia de conductas problemáticas en los entornos educativos tiene un impacto directo sobre el resultado académico del alumno 다운로드. Los estudios sobre este ámbito afirman que aquellos alumnos que presentan conductas problemáticas, desafiantes, disruptivas, entre otras, tienen muchas más probabilidades de acabar con fracaso académico en comparación con los que no las presentan. En segundo lugar, cada vez son más las tensiones y preocupaciones que se generan entre los diferentes equipos de profesionales de las escuelas debido a las conductas problemáticas que manifiestan los alumnos (Hastings, 1997; McGill, Bradshaw y Hughes, 2007) 다운로드. Como docentes, son preocupaciones que impactan en la manera de actuar como maestro, lo que condiciona la calidad profesional. La ilusión para hacer de maestro (incluyendo la tarea que se realiza directamente con los niños, como la de preparación y/u organización) o para trabajar con otros profesionales, entre otros, se ve alterada por la presencia de estas conductas. La ocurrencia de conductas en el aula predispone al maestro a no estar motivado en el momento de desempeñar una tarea, a no pedir el mismo grado de conocimiento a aquellos alumnos que presentan conductas problemáticas, entre otras muchas actuaciones poco acertadas 스케치업 7 한글 다운로드. Sin duda, pues, tenemos entre manos un gran reto al que tenemos que dar respuesta entre todos.

Recientemente, el profesor George Sugai (Universidad de Connecticut, Connecticut, Estados Unidos) cuestionaba seriamente cómo están organizadas las escuelas para atender a las necesidades (académicas, sociales y conductuales) de todos los alumnos. Señalaba que nos tenemos que plantear seriamente cómo están organizados nuestros sistemas educativos (refiriéndose a las escuelas como sistemas educativos) para atender no solo las necesidades académicas e intentar garantizar así un “éxito académico notable”, sino a la vez para dar respuesta a las necesidades emocionales y conductuales 조이스틱 다운로드. Así pues, por un momento, ¿podemos pensar en la cantidad de intervenciones, programas y propuestas que llevamos a cabo para promover determinados valores? Realmente, ¿creemos que, como profesionales, sacamos el máximo provecho de estas intervenciones pensando en todos los alumnos? ¿Cómo es que solo dedicamos  momentos puntuales a lo largo de nuestro calendario académico para enseñar y trabajar estas habilidades (sociales y conductuales) 찰리와 초콜릿 공장 자막 다운로드? ¿No tendrían que ser aprendizajes que se dilataran a lo largo de todo el curso?

A resultas de estas reflexiones y de la lectura de diferentes autores referentes (George Sugai, Brandi Simonsen, Kathy Lowe, Edwin Jones, Richard Hastings, entre otros) podemos entender que uno de los mayores errores que se ha cometido, y todavía sigue presente , es el dar por entendido que los alumnos saben cómo deben comportarse y actuar en todos los entornos. A tal efecto, hemos organizado nuestros sistemas educativos (por ejemplo, modificando los horarios académicos) entendiendo que no había que prestar especial atención a este tema, con el convencimiento de que dedicando una parte del tiempo a las tutorías podríamos dar respuesta a las necesidades/demandas conductuales/emocionales de los niños 다운로드.

Saber qué hacer, cómo hacerlo y, sobre todo, por qué hacerlo representa un dilema para todos los profesionales. Con todo, es cierto que, gracias a la investigación, existen cada vez más escuelas de nuestro país que intentan proporcionar una mirada sistémica, preventiva, ecológica y educativa en la ocurrencia de estas conductas 세틀러2 다운로드. Confiamos, pues, en que cambiando la manera de aproximarnos a nuestros alumnos gestionemos de manera adecuada las emociones de los niños y sepamos dar la respuesta que necesitan de nosotros.

Referencias bibliográficas

Emerson, E. (2001). Challenging behaviour 다운로드. Analysis and intervention in people with severe intellectual disabilities (2nd ed.). Cambridge: University Press.

Emerson, E., Blacher, J., Einfeld, S., Hatton, C., Robertson, J., y Stancliffe, R. J. (2014). Environmental risk factors associated with the persistence of conduct difficulties in children with intellectual disabilities and autistic spectrum disorders 다운로드. Research in developmental disabilities, 35, 3508-3517.

Hastings, R. P. (1997). Measuring staff perceptions of challenging behaviour: the Challenging Behaviour Attributions Scale (CHABA). Journal of Intellectual Disability Research, 41(6), 495-501.

Langthorne, P., McGill, P., y O’Reilly, M. (2007). Incorporating “motivation” into the functional analysis of challenging behaviour. On the interactive and integrative potential of the motivating operation. Behavior Modification, 31, 466-487.

McGill, P., Bradshaw, J., y Hughes, A. (2007). Impact of extended education/training in positive behaviour support on staff knowledge, causal attributions and emotional responses. Journal of Applied Research in Intellectual Disabilities, 20, 41-51.